Dentro de una página web, una de las métricas más importantes para entender bien si tu web va bien o va mal es la tasa de rebote. A estas alturas, dentro de internet hay miles de páginas web que actúan como competencia, por lo que tienes que cuidar mucho la conversión de tu sitio antes de que los usuarios se decanten por utilizar otra distinta. Para estos existen miles de métricas, en este post te vamos a contar en qué consiste una de las más importantes, la tasa de rebote.
La importancia de esta métrica se basa en que te ofrece información de tu web a través de proporcionarte información sobre el comportamiento de los usuarios. Específicamente la interacción de estos con la página. Que el usuario rebote significa que abandona la página sin haber interactuado con ella de ninguna forma. La meta de cualquier sitio web es que los usuarios interactúen lo máximo posible con la página. Por lo que la tasa de rebote es algo negativo para cualquier sitio web.
La fórmula para poder calcular la tasa de rebote es bastante sencilla, simplemente hay que dividir el número de usuarios que abandonan la página tras solo ver la landing page, entre el total de usuarios que han visitado el sitio web, multiplicado por 100 (para así obtener el porcentaje). Si de 100 usuarios, 40 salen de la página web sin interactuar, podríamos decir que la web tiene una tasa de rebote del 40%.
Las más comunes son:
Suelen considerarse sinónimos la mayoría del tiempo, pero no lo son, lo que puede llevar a un mal análisis. Es cierto que miden conceptos que son muy similares y la confusión es algo normal. Vamos a ver qué mide cada una para entender mejor la diferencia entre ambas:
La tasa de rebote, como ya hemos dicho, lo que mide es el porcentaje de usuarios que abandonan el sitio web antes de interactuar con él.
Por otro lado tenemos la tasa de abandono o salida, que a diferencia de la tasa de rebote, mide el porcentaje de usuarios que abandonan el sitio web después de haber interactuado en él.
Teniendo esto en cuenta, podemos observar que si las tasas de salida son altas, indica que tenemos buenos resultados en nuestra web, si tenemos 3 páginas distintas dentro de nuestra web, y la 1º tiene una tasa de salida más alta que las demás, implica que visitan más esa página que las demás.
Entonces, si la tasa de rebote indica algo negativo...
Esta pregunta no puede responderse de manera genérica, ya que cada sitio web tiene factores diferentes y consigue sus objetivos de una manera distinta. Un ejemplo para entender esto: si dentro de una página web, para que el usuario cumpla objetivos no necesita interactuar con la web, sino, por ejemplo, leer algo, la tasa de rebote no tendría sentido, se analizaría mediante el tiempo que el usuario pasa dentro de la página.
Si tenemos en cuenta solamente las páginas que necesitan interacción para que los usuarios cumplan objetivos, un marcador de rendimiento para intentar cumplirlo es tener una tasa de rebote entre el 20% y el 50%.
Sabiendo ya todo esto, vamos a lo que nos interesa, que es reducir o mejorar la tasa de rebote.
Ya tenemos claro el concepto de tasa de rebote, cómo calcularla y cuál debería ser una tasa de rebote normal. Así que lo que ahora vamos a llevar a cabo es una lista de consejos para reducir la tasa de rebote de nuestra página web:
No solo sirve con mejorar tu contenido añadiendo elementos visuales a tu web y siendo constante, tienes que darle al usuario exactamente aquello que busca, si se ha metido en tu página web porque ha visto una oferta de que tienes un producto específico a mitad de precio, debe ser sencillo encontrar el producto, y sobre todo, tiene que existir ese producto, no puede ser una promoción anterior ni publicidad engañosa. Así como cuando tu página web es sobre información y el contenido de tu post no resuelve la duda arrojada en el título.
Si un usuario entra en tu sitio web buscando algo específico y lo encuentra fácil y rápido, la imagen mental que tiene de tu marca mejorará estrepitosamente.
Una vez sabido todo esto, podrás analizar bien tu tasa de rebote, calcularla y sobre todo, saber cómo reducirla. ¡Optimízate!